📷Ministerio de Cultura (Web)
Por: Hanlet Domínguez
Historiador
Con motivo de un aniversario más de la ciudad primada de América, surgen preguntas recurrentes: ¿Santo Domingo siempre fue una ciudad? ¿Antes fue una villa? ¿Colón ponía nombres a su antojo? Estos temas han generado debates entre historiadores y cronistas del siglo XVI.
Durante los primeros años de su existencia, encontramos documentos oficiales que la llaman “villa” y otros que la denominan “ciudad”. Cristóbal Colón, como Almirante, Virrey y Gobernador, tenía la facultad —otorgada por los Reyes Católicos— de fundar villas, pueblos y ciudades, nombrándolos según su criterio. Sin embargo, en una carta real fechada en Segovia el 16 de agosto de 1494, los monarcas le reprochan no informar con precisión sobre los nombres que estaba dando a los nuevos territorios:
“Pero algo más queríamos que nos escribieras… cuántas islas hasta aquí se han hallado y a las que habéis puesto nombres, ¿qué nombre tiene cada una? Porque, aunque nombráis algunas en vuestras cartas, no son todas y a las otras son los nombres con que les llaman los indios.”
Traducción moderna: Y además queríamos que nos escribieras… cuántas islas se han descubierto hasta ahora y a las que les has puesto nombres, ¿qué nombre tiene cada una? Porque, aunque mencionas algunas en tus cartas, no son todas, y las demás tienen los nombres con que las llaman los indios.
El historiador chileno José Toribio Medina, en su Biblioteca Hispanoamericana (Tomo I), confirma esta costumbre de Colón de nombrar lugares a voluntad:
“…la isla Dominica (que llamó así por Domenico, su padre) y luego la Española, que por otro nombre se llamó la Isabela.”
El escudo y el sentido del nombre
Santo Domingo no tuvo escudo oficial hasta el 7 de diciembre de 1508, cuando, a petición de Nicolás de Ovando, el rey Fernando y la reina Juana se lo concedieron. Ovando buscaba, además, reducir la influencia de los herederos de Colón.
En principio, según Hernando Colón y Gonzalo Fernández de Oviedo, el nombre de la ciudad honraba a Domenico (Domingo), padre del Almirante. Sin embargo, el rey Fernando —poco afín a Colón— reinterpretó el nombre, vinculándolo a Santo Domingo de Guzmán. Así quedó registrado en la real provisión:
“E otrosy a la villa de Santo Domingo señalo e doy por armas vn escudo en que están dos leones dorados e tyenen en lo alto na corona de oro entre anbos leones e en medio d’ellos vna llaue azul en canpo colorado e en derredor çirculado el escudo con vna cruz blanca e prieta en el mismo canpo del bienauenturado Señor Santo Domingo.”
Traducción moderna: Y además, a la villa de Santo Domingo le señalo y le concedo por armas un escudo en el que hay dos leones dorados, que tienen en lo alto una corona de oro entre ambos, y en medio de ellos una llave azul en campo rojo; y alrededor, el escudo está rodeado por una cruz blanca y negra en el mismo campo del bienaventurado Señor Santo Domingo.
Este escudo sigue siendo el mismo que porta la ciudad en la actualidad.
Fechas de fundación: entre versiones y calendarios
A finales del siglo XVI, el cambio del calendario juliano al gregoriano provocó un desfase en las fechas. Según Oviedo, la ciudad se fundó un domingo 5 de agosto de 1494 (juliano). Sin embargo, Oviedo llegó a La Española años después y no presenció el hecho. Las evidencias documentales indican que, en 1496, Pedro Alonso Niño llevó cartas autorizando el traslado al sur, decisión apoyada por Colón debido a su conocimiento de la isla y por las noticias de oro en el río Haina, además del fracaso de La Isabela. Pedro Mártir de Anglería, en su Década del Nuevo Mundo, confirma que fue en 1496.
El catedrático Jesús Varela Marcos precisa que Bartolomé Colón la fundó el 5 de agosto de 1496, que en el calendario juliano cayó sábado, lo que refuerza la idea de Hernando Colón de que el nombre honraba a su padre Domenico, y no a un día domingo.
De “Nueva Isabela” a “Santo Domingo”
Es posible que, en los primeros años, muchos pobladores quisieran conservar el nombre Nueva Isabela en honor a la reina Isabel, especialmente en un contexto de tensiones con el Almirante tras la rebelión de Roldán (1497-1498). Para estos hombres, llamar al asentamiento “Santo Domingo” —asociado al padre de Colón— podía ser políticamente incómodo.
De ahí que la denominación “Santo Domingo” tal vez no se impusiera de forma oficial o popular hasta la llegada de Cristóbal Colón en agosto de 1498, cuando vio por primera vez el lugar y pudo haber decidido el cambio de nombre, ya como gesto personal y de reafirmación de autoridad.
De villa a capital
La Nueva Isabela, como antes La Isabela en Puerto Plata, estaba bajo control directo de Colón, sin cabildo propio. Todo el poder político y administrativo estaba concentrado en su figura y en las autoridades que él mismo designaba.
Fue con la llegada de Nicolás de Ovando en 1502 cuando se produjo un cambio decisivo: reubicó el asentamiento al margen occidental del río Ozama y organizó el primer cabildo de la ciudad de Santo Domingo, creando un sistema con participación de soldados y vecinos. Con ello, se celebraron las primeras elecciones locales, lo que, en cierto sentido, “democratizó” la administración, rompiendo con el modelo centralizado de Colón.
En 1503 se ordenó fundar en Santo Domingo la Casa de Contratación para centralizar el comercio. Fernando el Católico impulsó la creación de un arzobispado, y el papa Julio II emitió la bula Illius Fultiti Praesidio en 1504, con la intención de establecer la primera sede episcopal en América.
¿Qué fue esta bula?
La bula papal Illius Fultiti Praesidio autorizaba la creación de una diócesis en Santo Domingo con jurisdicción eclesiástica propia, independiente de las diócesis españolas. Su propósito era dotar a la ciudad de un obispo residente para administrar los sacramentos, dirigir la vida religiosa y supervisar la evangelización. Sin embargo, debido a que aún no estaba resuelto el Patronato Real (derecho de los reyes de España a intervenir en los asuntos eclesiásticos de las Indias), su ejecución se retrasó hasta 1511, cuando se creó oficialmente la Archidiócesis de Santo Domingo.
Santo Domingo y los pueblos originarios
La ciudad se encontraba dentro de los límites del cacicazgo de Higüey, pero próxima también al de Jaragua. Su posición estratégica facilitó el abastecimiento: los nativos de Higüey aportaban principalmente víveres como parte de los tributos, mientras que desde Jaragua llegaban algunos animales. Este sistema de abastecimiento indígena fue clave para la supervivencia de los primeros colonos.Además, la ubicación intermedia de Santo Domingo entre estos dos cacicazgos hizo que la ciudad fuera la base ideal para las campañas militares de conquista en ambas direcciones: hacia el este (Higüey) y hacia el oeste (Jaragua).
Conclusión
La fundación y el nombre de Santo Domingo no responden a un acto único y definitivo, sino a un proceso histórico complejo, marcado por traslados, reubicaciones y disputas políticas. La confusión entre fechas y motivaciones refleja tanto la transición de una villa improvisada a una ciudad estratégica, como el choque entre la autoridad de Colón y la voluntad de la Corona.
Entre honrar a Domenico Colón o a Santo Domingo de Guzmán, lo cierto es que la ciudad se convirtió, en pocas décadas, en el corazón administrativo, comercial, militar y religioso del Nuevo Mundo. La llegada de Ovando supuso, además, un punto de inflexión institucional: el nacimiento del cabildo, las primeras elecciones y un modelo de gobierno más participativo que sustituyó el control absoluto del Almirante.
- Anyeli Suarez
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