La misión de la abuela italiana Irma, de 93 años, que ha viajado a Kenia como voluntaria para trabajar en un orfanato, es un himno a la vida, al coraje y altruismo. La conmovedora historia la ha contado su nieta Elisa Coltro en Facebook, junto a unas fotos en las que se ve a Irma en el aeropuerto de Milán-Malpensa caminando con un bastón en su mano derecha y llevando una maleta tipo trolley con su mano izquierda, con destino a Nairobi: «Esta es mi abuela Irma. Una jovencita de 93 años que esta noche partió para Kenia. No a un centro turístico servida y reverenciada, sino a un centro de niños, a un orfanato. Os la muestro porque creo que todos nosotros debemos conservar siempre un poco de inconsciencia para vivir y no para sobrevivir. Miradla… ¿pero quién la detiene? Yo la amo», escribía su nieta Elisa el 20 de febrero.
Ese mensaje ha llegado al corazón de todos los que han conocido la historia. Desde luego, la abuela Irma es admirable: Ni su edad, ni sus problemas con las piernas que le obligan a utilizar el bastón le han frenado para lanzarse, implicando también a su hija, la madre de Elisa Coltro, en una misión humanitaria durante tres semanas.
Por experiencia, generosidad y sacrificios realizados en su larga vida, la abuela Irma sabe lo que representa ayudar a los más necesitados: Enviudó a los 26 años, crió y educó sola a sus tres hijos, perdiendo luego una hija, en el pueblo de Noventa Vicentina, provincia de Vicenza, y siempre ayudó al orfanato de Kenia que fundó un misionero de su tierra, de la región de Véneto, en el norte de Italia.
«Mi abuela ha amado siempre la vida y no se ha parado delante de nada. Ha dedicado su existencia a la familia y a ayudar a quien tenía cerca. Para mi ha sido siempre un ejemplo. Cuando mi madre me mandó las fotos desde el aeropuerto, al ver a mi abuela con su maleta roja y el bastón me sentí orgullosa y escribí el post en Facebook», ha contado Elisa Coltro.
Irma mandaba siempre ayudas al orfanato que fundó el misionero vicentino, «otro joven como ella», explica Elisa. Pero este año decidió que no eran suficientes las ofertas que enviaba y pensó que su presencia en el orfanato podía ser útil. Así se lo transmitió Irma a su hija, según cuenta la nieta Elisa: «Vámonos a Kenia. Mejor dicho: Yo voy, si tú me acompañas me siento contenta», dijo la abuela.
En efecto, se la ve feliz en las fotos que Irma ha enviado rodeada de niños o confortando a un anciano. Allí estará hasta mediados de marzo, pero su nieta confiesa: «Quizás mi abuela al final decide permanecer en Kenia y no vuelve más. Conociendo su gran corazón y su energía, todo es posible». Gracias a su nieta Elisa que dio a conocer su historia, Irma se ha convertido en una estrella en las redes sociales. Seguramente ella ni lo sabe ni le importa. Un portento de mujer.
Fuente: ABC.es