Santo Domingo, R.D- Al cumplirse el 59 aniversario de la gesta gloriosa de Constanza, Maimón y Estero Hondo, el pueblo recuerda agradecido el sacrificio de casi 200 hombres que con valor y gallardía pretendieron derrocar la tiranía de Rafael Trujillo en junio de 1959.

Llegados en un avión y dos pequeñas lanchas, los héroes del 14 y 20 de junio batallaron de manera desigual con el ejército más poderoso del Caribe, pero su derrota resultó al final en el principio del fin de la dictadura trujillista.

Las expediciones patrióticas, integrada por mayoría de dominicanos, pero también con solidarios combatientes de Cuba, Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos, a más de un español, fueron apoyadas por los gobiernos de Rómulo Betancourt, de Venezuela, y Fidel Castro, de Cuba.

Juan Deláncer, autor de la celebrada obra "Desembarco de la Gloria", apunta que la estrategia guerrillera "Pretendía una vez establecidos los tres focos, no solo dividir las fuerzas regulares de Trujillo, sino también hacerse fuertes en un punto a través del cual arribara otra oleada de expedicionarios que ya se entrenaban en las cercanías de la Habana".

Sin contacto interno en el país, con un campesinado aterrorizado que se unió a los militares del régimen y sin abastecimiento, prontamente las guerrillas de junio fueron languideciendo, con apresamientos y fusilamientos masivos hasta finalizar con la rendición de un pequeño grupo en el mes siguiente.

Pese al fracaso militar, el hecho de que muchos de sus participantes fueron parientes y amigos de relacionados con la dictadura, y debido a las crueles torturas y ejecuciones que se sucedieron, las expediciones de 1959 provocaron un impacto extraordinario en la conciencia cívica de los dominicanos.

Es a resultas de la impotencia y frustración de no poder contribuir con su titánico esfuerzo que numerosos jóvenes, mayormente de clase media, conforman el movimiento clandestino 14 de Junio en honor a los héroes de junio. Entre sus integrantes figuraban Manolo Tavárez Justo y su esposa Minerva Mirabal.

El ejemplo de los expedicionarios, que ofrendaron sus vidas en aras de un ideal patriótico, junto con el asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, serían componentes importantes que dos años después acabaría en el complot del 30 de mayo de 1961 que terminaría con el dictador.