Por: Esther López
Raúl no sabía qué hacer, cómo enfrentar la situación y faltaba poco para terminar la escuela. Pero tenía que tomar una decisión…
Raúl venía de una familia de abogados, con una cadena de bufetes estables. Sus padres, su abuelo, y su hermana eran abogados. Pero él no tenía la misma meta. Él soñaba con ser publicista y escritor. Sin embargo, su padre siempre le hablaba de un puesto en el bufete como uno más.
Raúl guardaba silencio. Le dolía, porque amaba a su familia, pero no era feliz. Él quería otra profesión distinta y solo contaba con el apoyo de su madre y hermana, que lamentablemente estaban subyugadas a las ideologías del rosca izquierda de su padre.
Sus padres pensaban mandarlo a estudiar al extranjero. Raúl era un chico bien aplicado. Se lo merecía, pero no era lo que quería. Complacía a sus padres en todo, mas este deseo era imposible, se decía. Y rompería la cadena que desde el abuelo reinaba en la familia Paz.
Raúl se graduó del bachillerato, colgó su cuadro, se recibió con honores, pero en algo le “falló” a sus padres. Decidió seguir sus sueños e ingresó a la universidad de su preferencia a estudiar Publicidad. Era muy independiente. Y como imaginó su padre no lo aceptó, y aunque su madre y hermana lloraban para que no “desobedeciera” a su papá, que lo amenazó con desheredarlo, decidió vivir solo… Raúl sigue su sueño. Lleva una buena relación con su madre y hermana, a quienes dos años después les confesó que Marcos, no era solo su “roommate”… Tal vez un día su padre pueda comprender que es su vida y que él no tiene que realizar su sueño o su deseo.
La situación anterior pasa mucho y existen profesionales cumpliendo el deseo de sus padres, de los que concretaron sus profesiones o quieren a través de sus hijos realizar todos los sueños y profesiones que ellos no pudieron por circunstancias de la vida.
Respecto a este tema, donde los padres quieren imponer a los hijos su deseo profesional, convirtiéndolos a veces en seres inseguros, infelices, e incluso llevarlos a la deserción universitaria, la psicóloga y educadora de la Universidad Católica Sedes Sapientia, de Lima Perú, Mirtha Orrillo, comenta en el sitio web publimetro.p que “en algunas ocasiones, los padres no suelen tener un verdadero conocimiento de las capacidades y motivaciones de sus hijos, imponiéndoles profesiones hacia las que no tienen ningún interés ni calificación”.
Explica que esto se debe a que los padres creen que sus hijos no son lo suficientemente ‘maduros’ para hacerlo por ellos mismos.
Sin embargo, la especialista recomienda que los jóvenes deben “confiarles a sus padres sus verdaderos intereses y las cosas que los hacen sentir a gusto”.
Orrillo también exhorta a los jóvenes que muestren a sus padres las ventajas de desarrollarse en la profesión de su agrado: “Deben proporcionar a sus padres una amplia información de la carrera, dónde podrían estudiarla y en cuánto tiempo la culminarían”.
En cuanto a los padres, la psicóloga recomienda que estos deben jugar el rol de “asesores y acompañantes”, mas nunca de jueces, imponiendo sus voluntades apoyados en frases como “quiero lo mejor para ti”.